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Escritura automática

representar con tus besos una batalla campal entre mis ansias y tus miedos

recoger despacio los cabellos que le arranqué a tu corazón porque es lo único que aún me recuerda a ti

improvisar una obra en tres actos sobre cómo te fuiste de casa dejando un reguero de rosas marchitas

morder la almohada cuando se te me atragantas en el estómago

inventar un final para la puerta que dejaste entreabierta

verte en los cristales de los coches como una alucinación perenne

odiar a todos los niños del mundo que podrían haber sido nuestros hijos

hacerle otro agujero al cinturón porque la hebilla se queda atascada en aquel 18 de noviembre

sentir cómo diez mil millones de agujas atraviesan mis ojos cada vez que veo el rojo intenso de tu teléfono móvil

hacer añicos la esfera de cristal en la que pintamos el mundo en el que viviríamos

romper las páginas de los periódicos donde no encontramos el anuncio de nuestra casa, aquella que no compramos (que yo sí compré, pero que tú no recuerdas)

intentar que tu jersey se me quede pequeño para no poder utilizarlo nunca más

destrozar mi cuerpo frente al espejo pensando que no es digno de encontrarte en la cama

notar el sabor metálico de la sangre de mi lengua en la boca cada vez que me esfuerzo en no pensar

cosechar las lágrimas que no corren por mis mejillas porque mis ojos ya no saben cómo llorar

cortar mis manos que escribieron tanto y que recibieron tan poco

recordar cómo era el color de tus ojos cuando te abrazaba sin ropa (yo vestido) junto a la ventana de tu, mi, nuestro cuarto

fantasear con un mapa de mordiscos con tu sello en mi espalda y en mi cuello

naufragar en el interior de una botella de vodka que aún tiene el adeene de tu saliva

unir todos los besos que me diste y proyectarlos en mi propio cinema paradiso

morir en una taza de café con leche fría y dos azucarillos

enterrar mi corazón que ya no late desde la primavera



(no sé si esto es poesía, prosa, o la madre que lo parió. es lo que ha salido sin esforzarme en pensar. si no os gusta, culpad a mi subconsciente)

4 interesantes comentarios:

Adriana Gil

¡¡NOOOO!! ¿Por qué?

El día que Amélie pierda sentido para mí, habré cambiado tanto que ya no seré yo (mi yo de ahora). Seré otra persona totalmente distinta.

Ojalá algún día vuelvas a verla y no sepas por qué dejó de tener sentido.
O le encuentres un nuevo sentido.
O sientas lo mismo que sintió Amélie cuando Dominique Bretodeau le habló de su nieto y lo mismo que sintió Dominique cuando reabrió su caja, al son de La Dispute, en ese preciso momento en el que los dos estaban llenos de esperanza.

Un beso grande.

PD: Me encanta tu escritura automática.

Anónimo

¡alabamos a tu subconsciente!

Ágape

Necesitamos sacar la mierda de dentro antes de avanzar.
Aunque haga mal tiempo y llueva y no haga sol, al final, la hibernación siempre acaba.
O se transforma en algo nuevo (mejor o no).

Ana

Magnífico y poderoso subconsciente el tuyo.
Escucharlo para no dejar que se entrometa en el consciente, es un poder que tienen pocas personas.
Creo que Freud haría un bonito estudio de tu mente....

te leo y tiemblo.

AN

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