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De lo que aconteció a Valerio Onfretti en el verano de 2008


Vuelvo a acariciar las teclas de mi portátil una vez más, y no traigo ni poesía ni literatura, ni siquiera vídeos musicales poco instructivos. Me siento ante ustedes para contarles mi verano, o lo que llevamos de él. Así, de la mano de KT Tunstall (cómo no) paso a contarles mis aventuras y correrías de los últimos dos meses.


Hace exactamente dos meses, el 17 de Junio, quedará en mi memoria como mi primer día de Selectividad. Traicionaría a la verdad si dijera que vuestro amigo Valerio afrontó con aplomo esos primeros tres exámenes. Estaba hecho un manojo de nervios. Había rezado todo lo que sabía para que entraran los textos periodísticos, y ... voilá! Informe PISA al canto. Las predicciones de mi padre no fallaron. Incluso El de arriba me escuchó y bordé Filosofía de la mano del singular Platón (con ayuda del todopoderoso Francisco Rueda). Inglés... no podía hacer gran cosa: El impacto de las aerolíneas de bajo coste sobre la naturaleza. Estarían fumando crack cuando se les ocurrió aquello.

Llegamos al segundo día. Temía Arte, y , pese a todo, saqué la máxima puntuación con las tres preguntas que hice. Debía de estar inspirado. Y Griego, dentro de lo que cabe, también bien. Las Bienaventuranzas, fíjese. Estuve a punto de besar al Tribunal.
Y, como broche de oro a un curso de disgustos y sinsabores... ¡Latín! Una traducción perfecta (aunque sencilla, por otra parte).
He de decir que el momento de entregar el examen fue uno de los más felices de mi vida (la foto de Vero, Jose y yo atestigua dicha felicidad).




Ese día queda inaugurado como el Principio de Verano de 2008.

Menos de diez días después tuve de nuevo el estómago encogido. El 28 de Junio me enfrentaba por segunda vez a un escenario enorme, a mi penoso estado físico y a los nervios de alguien que no las tiene todas consigo. Señoras y señores, Carmina Burana. Fueron los 11 minutos más largos de mi vida.


Justo una semana después hice las maletas por primera vez este verano para pasar un fin de semana en la sierra, con una compañía inmejorable. Las Chicas Gilmore y yo. Rinconcillo Returns. Como muestra, un botón.


(vaya, no es mi mejor foto)


Y el día 17, maletas de nuevo. Covadonga nos esperaba con los brazos abiertos. Se ha dicho todo de esos 10 días, pero por repetir un poco no voy a quedar mal: trabajo, mucho. Pero es necesario si queremos que esto vaya a alguna parte. Amigos, los mejores que uno imagina. Algo muy especial nos une, y eso lo sabemos y lo notamos todos. No espero hasta diciembre. Os echo de menos.






Vuelta el 27. Deshaz la maleta, lava la ropa, plancha, ordena, y haz la maleta de nuevo. El 1 de Agosto vuelta al tren con destino Tarragona. La sensación de pertenecer a una gran familia me sacudió de nuevo, aunque de manera diferente. Con todo, he disfrutado estos 13 días, creo que por última vez, como cada verano desde que tengo uso de razón.

Y el tercer gran momento del verano está a punto de comenzar. Algo diferente a lo anterior, una manera de disfrutar los últimos días antes de la universidad y dar gracias por tener 18 años. Acabo de recibir la llamada de Mª José. Oficialmente tengo trabajo para esta Feria.

Nos vemos, copérnicos.


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2 interesantes comentarios:

Anónimo

Bonito verano... Y lo que queda! Disfruta! :)

Ya sabes que te quiero, pequeñajo!

Anónimo

comento...

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