Julie London me dice que llore. Pero...
¿Qué te pasa? !Venga, tío, si tú siempre has tenido una lágrima para todo!
Tuviste una cuando Amèlie preparaba su tarta de ciruelas (¿o era de higos?) y a tí se te olvidaba el nombre del compositor de la banda sonora porque lo que más querías en ese momento era lo que más querías en ese momento
Tuviste una (una no, mil) cuando sonó la primera campanada y tu madre, ilusa de ella, te decía sin mirarte que dejaras de hacer reír a los demás, que se acabarían atragantando
Tuviste una cuando Will le contaba a su padre cómo no iba a morir y te acordaste de tu propio padre, que te leía a Momo por las noches y hablaba italiano con las manos
Tuviste una cuando Ann leía su última carta y el corazón te iba a mil por hora
Tuviste una cuando, con una maleta a tu lado, te despedías de la drogadicta que vendía pulseras en la estación y que te regaló una sonrisa
Tuviste una cuando te golpeabas la cabeza con los azulejos del cuarto de baño y Lola García te esperaba para que le dijeras qué eran los operadores booleanos
Tuviste una cuando te llegó un mensaje al móvil a las 5:09 de la mañana en el que te insultaban y, ay, lo feliz que te hizo aquel insulto
Tuviste una cuando no te trataron peor en toda tu carrera artística... ¡Hasta te tiraron una manzana!
Y has tenido una ahora, cuando don Nunca He Sentido El Amor (no le creáis, sí que lo ha sentido, pero está demasiado ocupado peinándose las pestañas) te ha dicho que esto que escribes es triste pero a la larga será bonito; y ahora te acuerdas del té en bolsitas, del cigarrillo liado, de los verbos en chino de fondo compitiendo con la canción de los Digimon cantada en alta voz, del ex fascista sentado en tu mesilla de noche con las piernas colgando, de los hidratos de carbono que tenía aquella mantequilla de cacahuete que acabó en tu papelera...
Y ahora sí que necesitas un pañuelo, hijo, porque eso no es una lágrima, eso es el río Amazonas corriendo por tus mejillas... ¿Tendrás la vejiga cerca del ojo?
(Probablemente el sentido de esto no se lo encontrará nadie exceptuando a dos personas. A esas dos personas: sabéis que os quiero, ¿verdad?)
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